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Esta era la visión de NO FUTURE
que ya para mediados de la década del 70 tenían muchos jóvenes que veían
como la sociedad se enfrentaba a una crisis profunda. La industria cultural había generado
un cúmulo de grandes escenarios, donde mega estrellas pop llenas de luces,
vestuario y contratos millonarios con las grandes discográficas, simbolizaban
la realidad de un estilo de vida que no identificaba a muchos jóvenes que se
sentían día a día cada vez más marginados por el sistema. La distancia entre la producción
cultural y la realidad a la que se enfrentan muchos jóvenes de la generación
de esa época se fue haciendo tan evidente que la grieta comenzó a originar un
emergente. Algunos invirtieron el dinero, que les
daban en las interminables colas de desempleo, en una guitarra. En los garajes
se empezaron a escuchar ruidos, los chicos no tenían ni tiempo ni dinero para
aprender lo que la sociedad decía debía saberse para empuñar un instrumento.
Las guitarras se convirtieron en fusiles, tenían mucho que decir y para eso no
hacía falta tener una voz privilegiada sino todo lo contrario, una voz que
gritara realidades. El underground estaba tomado, ya no
habitado por proyectos de estrellas sino por la más significativa muestra de
respuesta cultural a la cultura dominante, muchos jóvenes estaban demostrando
que su mundo no tenía nada que ver con el que las generaciones anteriores habían
soñado. Todos los símbolos, los parámetros estéticos y todo lo que
representara la sociedad quedaba del otro lado de la valla que la misma realidad
les había impuesto. La cuestión era diferenciarse de ese
sistema que los había marginado por completo. Crestas que se elevaban por sobre
los engominados y prolijos cabellos de los Lores. Borceguíes y ropa militar de
fajina, que además de ser la única accesible por provenir de las remesas de
tiendas militares, denotaban una posición alejada del utópico sueño de paz y
amor de la generación hippie y una actitud de lucha contra los parámetros
sociales. Como toda cultura alternativa generó
su propio circuito, tiendas como la de Malcon McLaren donde la ropa reciclada
era la opción, lugares donde los grupos se reunían ante un precario escenario
y pequeñas discográficas como Chiswick que nucleaban a la escena musical punk.
Sin duda el texto de EMI se anticipaba
en ciertos aspectos al futuro del no futuro. El punk firmaba su acta de defunción
prácticamente en el instante que se reconoce su nacimiento. Pero Jhon Lydon,
por entonces Jhonny Rotten, la voz de los Pistols y un hombre de una
inteligencia poco común, tenía bien sabido su papel. Anarchy llega al puesto
12 en su semana de lanzamiento y EMI queriendo evitar problemas saca de
circulación el disco. Los Sex Pistols califican de ilegal la acción y
aprovechan la conferencia de prensa para tildar a Mick Jagger y a Rod Steward de
excrementos sagrados. El divorcio le cuesta a EMI 25.000 libras y el resultado
se lee claro: punk 1 establishment 0. Sex Pistols son prohibidos en casi
todos los lugares de la gira que habían dispuesto por el país, de 23 lugares
solo pudieron
A todo esto los Pistols firman con
A&M un contrato millonario, pero con el disco God Save The Queen listo para
la distribución, la compañía decide prescindir de ellos. La explicación fue
que los integrantes del grupo habían destruido los baños de la compañía, habían
intentado violar a un par de secretarias y atacaron a un disc jockey. Lo cierto
fue que otros artistas del sello exponentes del rock clásico como Rick Wakeman
de Yes, Peter Frampton, y otros, hicieron a los directivos una amenazante petición:
«o nosotros o ellos». Los Pistols están prohibidos en radio
y televisión, sus recitales solo se informan de boca a boca y tocan en lugares
como el cine de Londres o en la discoteca Lafayette bajo el seudónimo de SPOTS
(Sex Pistols on Tour Secretely). Irónicamente se suben a tocar sobre un
lanchón llamado Queen Elizabeth, durante una gran fiesta en el palacio de
Buckingham. Las cámaras de T.V. muestran la carroza de la reina Isabel II,
seguida por su corte. Por el Támesis, a la par del desfile, navega el grupo que
tiene prohibido tocar sobre tierra firme, cantando «dios salve a la reina /
ella no es un ser humano...». Media docena de embarcaciones policiales los
obligan a amarrar y les ordenan silencio. No escuchan, tocan No Fun, les cortan
el suministro de energía, terminan presos después de una batalla de bastonazos
y patadas. El single God Save the Queen es el más
vendido durante las celebraciones reales, ahora distribuido por Virgin, el
sistema intenta controlar las energías de los jóvenes y capitaliza sus
productos malditos generando paradojas increíbles. Lydon es golpeado cada dos
por tres y su provocativo deambular por las calles se vuelve peligroso contra el
mismo, sin embargo se rechaza la propuesta de ponerle guardaespaldas ya que eso
lo colocaría en igual posición que las estrellas pop.
The Clash es a los Pistols lo que
fueran los Stones a los Beatles, un paso más allá. Atraen menos chicos en
busca de pogo y salivazos y más intelectuales. Proponen más, hablan de política,
de soluciones futuras, de revolución y sobre todo de acción. Son la guerrilla
empuñando guitarras como fusiles. El universo político, económico y social
son expresados por ellos en una doble tarea: palabras y hechos. Canalizando el
nihilismo hacia una política radical contestataria los Clash estaban lejos de
la otra forma de vivir el punk, forma cuyo máximo exponente era sin duda Lydon:
«yo nunca he tenido puntos de vista políticos, ni los tendré. Me he
preocupado siempre de mí mismo y seguiré haciéndolo». En Estados Unidos las diferencias se
hacían evidentes. Dee Dee Ramone, decía por ejemplo: "Los punk británicos
son unos amargados. Cantan canciones sobre el problema de no tener trabajo y eso
no puede ser muy alegre, nosotros también estabamos en el paro cuando empezamos
y eso no nos impidió hacer canciones divertidas. Ellos tienen una mentalidad
muy negativa. Y odian Estados Unidos. ¿Cómo se atreven?". Lo cierto era que el punk crecía y que
cada uno tomaba lo que más le convencía haciendo que el abanico de actitudes y
Estados Unidos manejó el tema de otra
manera, mucho más americana. Mientras Gran Bretaña ve al punk como una
amenaza, los norteamericanos no pierden el tiempo; los grupos de éxito pasan
del underground al sistema rápidamente, anulando en cierto sentido, con esa
actitud más liberal, la esencia misma del movimiento. Después de las
revoluciones sociales propuestas por beatniks, hippies, etc... Estados Unidos
simplemente no resistió. El punk parecía un negocio más que una amenaza. Allí
también florecieron de la noche a la mañana innumerables grupos underground
que en lugares como el mítico C.B.G.B. reunían a los aficionados de cosas
nuevas. Así el estallido generó una nueva escena en la esfera artística.
Todos en la misma bolsa; quien fuera nuevo a fines de los 70 era sinónimo de
punk, fuera Talking Heads, Devo, u otros artistas que aunque estaban lejos de la
radical propuesta punk debían compartir ese circuito alternativo que había
emergido de la grieta entre necesidad de cambio y la propuesta que hasta el
momento ofrecía el mercado del entretenimiento. El punk había nacido con una fuerza
indomable y ahora, al igual que la primera línea de La Naranja Mecánica se
preguntaba: |